martes, 22 de enero de 2019

rearmarme

Sus brazos con los míos encajaban de manera minuciosa y perfecta, así como un rompecabezas de mil piezas, de esos que tiene mi abuela colgados en la pared. Nuestras piernas se entrelazaban y yo las sentía como cuando me ato los cordones con doble nudo, imposible de desatar. Sin mentir, las manos parecían mis remeras, la talla justa para estar sobre mi cuerpo. A veces, sonaba el tamborcito de tu pecho y yo quedaba atrapada en la enredadera de tu amor. Es ese el momento: llega una dosis de realidad. Al final del día, los rompecabezas se desarman, los cordones se desatan, las remeras se sacan. Lo único que sigue, es el tamborcito de tu pecho y yo atrapada en esa enredadera, ahora sin tus brazos, sin tus piernas y tampoco tus manos. Solo me tengo a mi, tratando de rearmarme o de re-amarme como vos no pudiste hacerlo

martes, 25 de diciembre de 2018

Ángel ||

Era un ángel por donde se lo mire. Rubio con un pelo dorado brilloso cual anillo de oro, con ojos que se rompían de lo cristalinos que eran, una piel blanca similar a la porcelana fría, un cuerpo que podía hacerse pasar por una escultura tallada a mano, la voz llena de inocencia y tranquilidad. Como un ángel. Claramente había magia en él, hasta en su nombre, Tusán. Como el mago. A la hora de ser atendido, más que un mago o un ángel, parecía ser un rey. Tenía todo a su disposición, lo merecía, dicen. Era un victorioso, conseguía siempre lo que quería. ¡Era tantas cosas! Pero no, realmente, era un ángel, un genuino ángel. Bah, no sé si genuino. No sabía volar. ¿Todos los ángeles vuelan? Igual... los angeles no nacen sabiendo volar, aprenden. Y qué iba aprender Tusán si le abundaban los recursos para vivir sin volar. Pobre Tusán, no conoce lo mejor de los ángeles. No conoce el vuelo. ¿Quién quiere ser un ángel si no es para volar? Pobre Tusán, había algo que él nunca tendría. Quizás, en su ignorancia tampoco querría. Él nunca tendría las alas que había tenido el ángel vecino, esas que Mac había cortado, pero ya estaban intentando crecer de nuevo. Mac, desde que cortó las alas del ángel, no se dedicó más a ellas, pero no dejó de ocuparse de los ángeles, ahora ayudaba a Tusán, era el encargado de atenderlo como a un rey, o a un mago, o a un ángel. Tusán era la mejor publicidad para Mac, pero interiormente él sabía que no, que su ángel, para ser perfecto, debía volar. Mac intentó todo para que Tusán aprenda a volar. Todo. Incluso, quiso cocerle las alas del ángel vecino, esas que eran pomporosas, pero como era de esperarse, Tusán no pudo. Tusán no voló. Y nuevamente, Mac, se quedo con dos ángeles no voladores, el Ángel sin alas y Tusán sin vuelo.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Eternidad agónica

Tal vez morir no sea tan malo y lo que duele es la muerte en vida. Morir debe ser sólo eso, dejar de estar. Dejar de estar, incluye dejar de sufrir y eso no resulta tan espantoso. Negativa vemos la muerte y peor es vivir muriendo. Vivir cuando tu existencia no encuentra sentido, cuando tus ganas se desvanecieron, cuando tu alma -realmente- murió. Vivir muriendo es sólo habitar un cuerpo del que hace tiempo te sentís ajeno. Es estar, queriendo escapar. Y aseguro, es preferible no habitar sitios inhabitables. Necesitamos saber exiliarnos, aunque el exilio sea la muerte. Morir es sólo no estar, es un momento, un instante. Vivir muriendo es agónico, es la eternidad. Es como caminar hacia la muerte, que nunca llega, deseando alcanzar la meta. Tal vez la muerte esté mal vista y la vida sobrevalorada.

lunes, 26 de noviembre de 2018

decrecer

Tan distinto a otra gente, para mi y mi percepción, un humano diferente. De los que van elevando, aunque creo que vos ibas volando. Quise volar con vos, pero en tu cielo no había espacio para mis alas, trate de buscar atajos...intentado en silencio y siempre desde abajo, pero nunca volteaste la vista, no encontraste razón, siempre miraste hacia arriba. Y yo, siempre estuve debajo porque es ahí a donde pertenezco, ahí es de donde vengo, y hoy, nuevamente, yo decrezco. Generé mi propio cielo para poder volar pero no dejó de ser, el mejor subsuelo donde puedo enloquecer. Supiste tener magia, pero no hacer milagros, y tus deseos por mi se tornaron algo magros. Apuntaste muy alto y yo siempre debajo, por que es ahí a donde pertenezco, ahí es de donde vengo y hoy, nuevamente, yo decrezco.

sábado, 24 de noviembre de 2018

Reciprocidad

Por mis venas corre más amor que sangre. Creo haber nacido para querer. Mi corazón late distinto, explota de cariño. Querer, me sale desde lo más profundo de mi cuerpo sin que yo lo fuerce ni un poco. Dar amor, para mi, es más facil que respirar. Tal vez, a mi no me entra más amor en el cuerpo porque no necesito espacios para recibir. Está repleto de amor para dar. Tal vez, mis poros se tapen de amor para dar, y es por eso que no quedan caminos por los cuales recibir. Tal vez sí nací para dar amor y no recibir. O solo es un consuelo a lo que no es mutuo. ¿Puede ser que jamás sea mutuo? Tal vez no quiero bien. O el resto no capte mi forma de querer. ¿Y si por destinar todo el cariño de mi cuerpo a los demás, no dejo un lugar de amor para mi? Tal vez tema que no sea mutuo ni siquiera conmigo misma, y eso, sería asumir que si ni siquiera es conmigo, nunca voy a conocer la reciprocidad. Es tan difícil como escribir esa palabra. Tal vez sea eso, un ser que explota de amor para dar y solo dar.

martes, 13 de noviembre de 2018

Mi alma desborda

Siento que si la felicidad fuese un objeto, yo la tendría en mis manos. Mi cuerpo está lleno de pequeños bichitos que constantemente me dan ganas de moverme, saltar, gritar, temblar. El lagrimal se vuelve un tsunami cuando en mi mente proyecto lo que estoy viviendo. Mis poros se abren para erizar mi piel, pero ni abriéndose al máximo puedo sacar lo que siento. Es mucho. Y es de todo. Me duele la cara de sonreír y los pulmones de respirar. Respirar profundo el aire más puro que respiré en el último tiempo. Pienso, hablo, soy felíz. Escribo, eso me hace más felíz. Siempre mi cuerpo fue una montaña rusa de emociones, pero en estos casos es un ascensor en el subsuelo, solo sube. Sube, como mis emociones, mis brazos al cielo, mi voz para gritar y mis ganas de seguir. Ni escribiendo un libro podría explicar lo que siento. Porque el lenguaje es limitado cuando la felicidad colapsa en el cuerpo. Porque las palabras sobran cuando lo que hay que decir desborda el alma.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Real y mágico

Cerré los ojos, me sentí plena.
Así, como cuando todo lo malo se reduce. Cuando le encontras solución al mundo y la existencia cobra sentido.
Real y mágico.
Me sentí cerca y a la vez lejos, allá, tocando el cielo.
Duró tres segundos y pareció eterno, aunque nunca es suficiente.
El tiempo se paró. El mundo se paró. Mis miedos se paran, mis inseguridades quedan nulas.
Aunque el tiempo se paró, también sentí que corría. Y corría muy rápido.
Así se siente, una montaña rusa de emociones.
No hay buenas palabras para describirlo, porque las palabras sobran cuando lo que hay que decir desborda el alma.
Así se sienten los abrazos, desbordan el alma.